INTRODUCCIÓN
La genética, el estado de ánimo, el esquema corporal, y el grado de autoestima, pueden llegar a interactuar produciendo un alto porcentaje de probabilidades a sufrir una lesión.
Lavarda (1975) señala que la tendencia al sufrir una lesión esta más conectada con la personalidad de cada individuo, que con la peligrosidad de la práctica de diferentes disciplinas deportivas; y que la lesión tiene lugar más frecuentemente durante los entrenamientos, que en el transcurso de la competición.
Por ello, ante un deportista que se encuentra lesionado, no habría que limitarse a remediar el dolor, que es el efecto de la lesión, sino que sería necesario remontarse al por qué, considerando los múltiples factores que pueden llegar a producir o han producido.