INTRODUCCIÓN
Desde el punto de vista ético y desde la filosofía antropológica, podemos percibir hasta qué punto una toma de posición filosófica nos induce a asumir una defensa de la vida como derecho humano. Desde esta perspectiva, la defensa del planeta como espacio vital común nos obliga a definirnos filosóficamente. ¿Es posible defender la vida y poner en riesgo -individual o colectivamente- de forma expresa o implícita- el espacio que nos permite seguir vivos? una vez que hemos tomado conciencia de la finitud de los recursos naturales que hacen del planeta un lugar vivible -agua, fuentes de energía-, debemos reflexionar y actuar en consecuencia. Ahora, más allá de la reflexión inicial, el estado actual de los debates sobre equilibrio ecológico convierten a la cuestión en un problema científico, político y filosófico.